26 diciembre, 2008

Bernanke es el mejor estímulo en este momento

Una tasa de interés de cero no es la última arma en el arsenal de la Fed.

Por Robert E. Lucas Jr.

El recorte de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) el martes pasado fue bienvenido, pero también fue recibido con escepticismo. Una vez que la tasa de fondos federales es reducida a cero, o cerca de cero, ¿no significa que la política monetaria ha llegado tan lejos como es posible? En los años 30 se apeló a esta visión ampliamente compartida para racionalizar el rol pasivo de la Fed cuando la economía de EE.UU. cayó en una profunda depresión.

Fue utilizada otra vez por el Banco de Japón para racionalizar su falta de predisposición para contrarrestar la deflación y la recesión de los años 90. En ambos casos, de hecho había políticas monetarias constructivas disponibles pero no se usaron. La declaración del presidente de la Fed Ben Bernanke el martes pasado dejó en claro que él no comparte esta visión y pretende continuar tomando medidas para estimular el gasto.

No debería haber ningún misterio sobre lo que tiene en mente. Durante los últimos cuatro meses la Fed ha puesto más de US$600.000 millones de nuevas reservas en el sector privado, usándolas para descontar —prestar contra— una amplia variedad de valores en manos de una variedad de instituciones financieras. (El agregado debe ser comparado con el nivel total de reservas en circulación de septiembre de 2007, de aproximadamente US$50.000 millones).

Esta medida ha sido el ejercicio más osado de la función de la Fed como el prestamista de último recurso en la historia del Sistema de la Reserva Federal. Bernanke aseguró que está preparado para continuar con esta actividad de descuentos o incluso expandirla, mientras la situación lo requiera.

¿Por qué describo esto como una medida para estimular el gasto? Los mercados financieros están atrapados en una "huida hacia la calidad" que es muy similar a la "huida hacia la moneda" que paralizó a la economía en los años 30. Todo el mundo quiere obtener activos emitidos por el gobierno y asegurados por el gobierno, por motivos tanto de liquidez como de seguridad. Los individuos han intentado hacer esto vendiendo otros valores, pero sin un aumento en la provisión de los valores de "calidad", estos intentos sólo logran que bajen los precios de otros activos. La única otra opción que tienen las personas de forma individual es acrecentar su provisión de efectivo y de reclamos de efectivo emitidos por el gobierno reduciendo el gasto. Esta reducción es un factor principal en inducir o empeorar la recesión. Agregar directamente a las reservas —el activo más líquido y seguro— suma a la provisión de "calidad" y alivia a la necesidad percibida de reducir el gasto.

Cuando la Fed quiere estimular el gasto en tiempos normales, usa reservas para comprar bonos del Tesoro en el mercado de fondos federales, reduciendo la tasa de los fondos. Pero como la tasa está cerca de cero, los bonos del Tesoro se convierten en el equivalente al efectivo, y este tipo de operaciones a mercado abierto no tienen más efecto que cambiar el billete de US$20 por dos de US$10. No hay efecto sobre la provisión total de activos de "calidad".

¿Un callejón sin salida? Para nada. La Fed puede satisfacer la demanda de calidad usando reservas —o "imprimiendo dinero"— para comprar valores más allá de los bonos del Tesoro. Esta es la manera en que los US$600.000 millones terminaron en el sector privado.

Esta expansión de la actividad prestamista de la Fed no ha violado la restricción de que "la" tasa de interés no puede ser menor a cero, ni tampoco lo hará en el futuro. Hay miles de diferentes tasas de interés y las diferencias entre ellas en cuanto al rendimiento se han ampliado drásticamente en los últimos meses. El rendimiento de los bonos del gobierno a corto plazo actualmente es casi igual al rendimiento del efectivo: cero. Sin embargo, las diferencias entre los bonos del gobierno y los privados son grandes en todos los vencimientos. La huída hacia la calidad significa exactamente que muchos están ansiosos por papeles privados por reservas sin interés (o de bajo interés) y, con la ayuda de la Fed, lo están haciendo todos los días.

¿Se puede llamar los US$600.000 millones en nuevas reservas un rescate? En un sentido, sí: la Fed está prestando bajo términos que los bancos privados no están dispuestos a ofrecer. No están buscando "gangas" de bajo precio en nombre del público, ni es su misión hacer esto. Su misión es proveer liquidez al sistema actuando como un prestamista de último recurso. No nos preocupa la calidad de los activos que la Fed adquiera al hacer esto. Nos preocupa la cantidad de deudas.

Existen muchas maneras de estimular el gasto, y muchos de estos métodos están siendo considerados seriamente. ¿Cómo podría ser de otra manera? Pero la política monetaria como la implementa Bernanke ha sido la acción más útil tomada hasta la fecha contra la recesión, en mi opinión, y continuará teniendo muchas ventajas en los próximos meses. Es rápida y flexible. De ninguna otra forma podría haberse inyectado tanto dinero en el sistema tan rápido como se hizo con estos US$600.000 millones y, si fuera necesario, puede extraerse igual de rápido. El efectivo llega en forma de préstamos. No implica nuevas empresas gubernamentales, posiciones accionarias en empresas privadas, la fijación de precios ni otros controles sobre la operación de empresas individuales, ni un papel de gobierno en la distribución de capital en diferentes actividades. Estas me parecen importantes virtudes.

Robert E. Lucas Jr., profesor de economía de la Universidad de Chicago, recibió el Premio Nobel de Ciencias Económicas en 1995.

Kenneth Heebner, el gestor de fondos que nada contra la corriente

Después de ganar una fortuna apostando contra las acciones de empresas financieras hasta mediados de año, el gestor de fondos Kenneth Heebner está cambiando de parecer.

Heebner, gestor de uno de los fondos de inversión que registró el año pasado un desempeño excelente, está convencido de que los bancos y aseguradoras se recuperarán en 2009 gracias a los esfuerzos para restaurar el crédito del Departamento del Tesoro y la Reserva Federal de Estados Unidos.

"Dentro de un año, habrá crédito disponible debido a las acciones del gobierno", dice Heebner, quien trabaja para CGM Funds.

Sólo el tiempo dirá si tiene razón. Mientras tanto, el cambio de opinión ha perjudicado su desempeño reciente.

Su fondo CGM Focus, que durante años ha tenido una serie de retornos superiores a los del mercado, ha estado este año 11 puntos porcentuales por debajo del índice Standard & Poor's 500, que agrupa a las mayores empresas estadounidenses. Por segunda vez en los 11 años en que ha estado a cargo del fondo, CGM Focus acumula un retorno negativo, en esta ocasión de 52%. Sin embargo, el gestor de dinero, que a menudo nada en contra de las tendencias generales, sostiene que su plan dará resultados.

CGM Focus es famoso por apostar en grande a algunas tendencias económicas. El fondo, que es partidario de asumir grandes riesgos, está en el punto más alto de su categoría (large blend), en la que están los fondos que invierten en una mezcla de empresas de alto potencial de crecimiento y otras que se consideran subvaloradas.

El historial de desempeño de Heebner es, en su mayor parte, tranquilizador. El año pasado, CGM Focus ocupó el primer lugar entre 4.500 fondos diversificados estadounidenses de renta variable. Su retorno total de 80% en 2007 superó el rendimiento de 5,5% del S&P 500. El fondo tuvo uno de los mejores retornos acumulados en 10 años, con un retorno de 18% anual, mientras que el S&P 500, después de varios altibajos, ha vuelto a su nivel de 1998.

Durante el tercer trimestre, Heebner acumuló más de US$1.000 millones en una posición combinada en Citigroup Inc. y Bank of America Corp. Ha invertido US$780 millones en los brasileños Banco Bradesco SA y Banco Itaú Holding Financeira SA, pensando en que las medidas para contener la crisis en EE.UU. ayudarán a los bancos de otros países. La mayor participación de CGM Focus hasta septiembre eran los US$552 millones invertidos en Wells Fargo & Co.

Cerca del 40% de los US$4.300 millones gestionados por CGM Focus estaban en acciones financieras hasta el 30 de septiembre, de acuerdo con la firma. Para determinar qué acciones comprar, Heebner es escéptico de ciertos criterios tradicionales que no siempre miden bien el precio de una acción.

Para evaluar a los bancos utiliza otros indicadores, los que sugieren que los precios son bajos comparados con los parámetros históricos.

Una de esas medidas es el "precio frente al valor tangible en libros". En el caso de los 20 mayores bancos estadounidenses, incluyendo Citigroup, Bank of America y Wells Fargo, esta medida está en 1,1 veces en comparación con el promedio de 2,7 desde 1990, de acuerdo con un informe de Goldman Sachs. El valor tangible en libros es el patrimonio neto de una compañía después de eliminar todos los activos intangibles como fondo de comercio (goodwill) y patentes. Una relación más baja indica que la acción es barata, pero también puede sugerir que el valor de los activos está sobreestimado.

El pesimismo anterior de Heebner frente a las empresas financieras era inequívoco. Hasta junio, el gestor de fondos había desechado acciones de Goldman Sachs Group Inc., Morgan Stanley y Merrill Lynch‐ & Co. porque estaba preocupado de que los negocios de estos bancos de fondos de cobertura, corretaje y capital privado estuvieran usando un apalancamiento excesivo.

Heeber ha apostado en contra de las acciones de Countrywide Financial Corp., IndyMac Bancorp Inc., Wachovia y Washington Mutual por su exposición a hipotecas de alto riesgo. Estas cuatro compañías han colapsado o han sido adquiridas en el último año.

Por ello no deja de sorprender que Heebner, de 68 años, esté cambiando de estrategia. En septiembre, cuando el gobierno empezó a tomar medidas para inyectar capital en la banca y respaldar activos en dificultades, Heebner se convenció de que se reestablecería la confianza en los mercados de crédito y esto impulsaría las acciones.

Otra señal positiva que ve Heebner es la consolidación en el sector, lo que quedó en evidencia luego de que Wells Fargo decidiera comprar Wachovia y Bank of America adquiriera Merrill Lynch.

Heebner ha estado invirtiendo dinero por más de 30 años. En otra prueba de que nada contra la corriente, Heebner está iniciando su primer fondo de cobertura. Es una propuesta aún más difícil en estos tiempos en que tantos inversionistas están abandonando los fondos de cobertura.

Una vida llena de misterio

Bernard Madoff: una vida llena de misterio

Pocos de sus inversionistas llegaron a tener contacto con él. Su regla de oro, no hablar de dinero en reuniones sociales

Por Robert Frank y Tom Lauricella

En su ascenso a la cima del mundo de las inversiones, Bernard Madoff siempre mantuvo un perfil discreto.

Bajo el nombre de dos empresas de aviación, el inversionista mantiene participaciones en dos aviones privados. Tiene un penthouse en Manhattan, una casa de playa en los Hamptons, el balneario donde acuden los ricos de Nueva York, y otra vivienda en Palm Beach. A juzgar por los estándares de los círculos de negocios en los que se mueve, sin embargo, nada de esto es conspicuo. Su yate de pesca de casi 17 metros de largo, Bull, también es más bien modesto.

Al igual que los retornos de sus inversiones, los registros públicos de los puntajes de golf de Madoff llaman la atención por su consistencia: en 20 rondas jugadas entre 1998 y 2000, nunca bajaron de 80 ni superaron 89. "Esta clase de consistencia es muy inusual", señala Michael Hebron, un jugador profesional de golf en Nueva York y Florida, cuando se le solicitó su opinión sobre los puntajes. "Y eso incluso antes de saber a quién pertenecían".

La carrera de Madoff en Wall Street comenzó en 1960 y acabó el 10 de diciembre, cuando confesó a sus dos hijos su papel en una pirámide financiera. El 11 de diciembre, Madoff fue arrestado en medio de acusaciones de haber defraudado a varias instituciones y personas, según sus propios estimados, en US$50.000 millones. Durante su vertiginoso ascenso, Madoff logró fama y fortuna con sus conexiones, marketing ingenioso y una imagen cuidadosamente cultivada. Conocido como el "tío Bernie" por amigos e inversionistas, fue presidente del Nasdaq, participó en numerosas organizaciones de beneficencia y era una leyenda en los country clubes desde Palm Beach hasta Nueva York.

Madoff, de 70 años, era una persona muy celosa de su privacidad que a veces se sentía incómodo en los eventos sociales, según amigos, colegas e inversionistas. Podía tratar rudamente a sus inversionistas, a los que amenazaba con expulsarlos del fondo si hacían muchas preguntas. Cuando socializaba, lo hacía con un grupo pequeño de amigos cercanos.

Pese a que Madoff pasó a ser una persona que todos querían imitar en la élite que se mueve entre Los Ángeles, Nueva York y Milán, no se sentía parte de ese exclusivo club, señalan personas que lo conocen. Criado en el distrito neoyorquino de clase media de Queens, Nueva York, Madoff nunca terminó sus estudios de derecho y ganó una fortuna en la transacción de bloques de acciones, uno de los negocios tradicionales de Wall Street. Durante una reunión con un inversionista en su oficina este año, Madoff miró por la ventana y dijo: "a veces me hubiera gustado ir a estudiar a Wharton o Stanford", según el inversionista.

"Existe esta imagen de Bernie como alguien realmente extrovertido y amable", dice Richard Spring, uno de los agentes de ventas no oficiales de Madoff en Florida. "Pero es una persona bastante callada y casi incómoda en los círculos sociales".

Este relato de la carrera de Madoff se basa en entrevistas con decenas de amigos, inversionistas y ex colegas, además de entrevistas publicadas. El abogado de Madoff, Dan Horwitz, de la firma Dickstein Shapiro LLC, dijo que estaba prestando su total colaboración a las investigaciones del gobierno "para minimizar las pérdidas en esta trágica serie de acontecimientos". Horwitz declinó referirse a detalles personales de Madoff.

Madoff inició su carrera gracias al dinero que ahorró como salvavidas en Rockway Beach, en Nueva York, e instalador de rociadores de agua, según un artículo publicado en la revista Wall Street + Technology en 2000. Bernard L. Madoff Securities LLC comenzó como una firma que operaba fuera de la Bolsa de Nueva York (NYSE, por su sigla en inglés). Su firma transaba acciones que no cotizaban en la NYSE.

Su gran oportunidad llegó en 1975, cuando se abolieron las comisiones fijas por negociar tales acciones. La nueva normativa incluía un resquicio que le permitió negociar las acciones de las mayores empresas de la Bolsa de Nueva York.

Madoff ejecutaba la compra y venta de grandes bloques de acciones para corredoras como A.G. Edwards & Sons y Charles Schwab & Co. Su ganancia provenía de la diferencia o spread entre el precio de compra y el precio de venta de la acción y atraía clientes mediante una estrategia polémica, pero legal: pagándoles cerca de un centavo de dólar por cada acción transada por su firma.

Aunque el negocio de gestión de activos es el que ha recibido toda la atención, sus primeros éxitos y su reputación se los debe a su poderoso negocio de compraventa de acciones. Hacia fines de los años 90, las negociaciones de su empresa llegaban a representar hasta un 10% del volumen del Nasdaq durante algunas jornadas.

La ventaja competitiva de Madoff‐ en esos primeros años fue la tecnología incorporada con la ayuda de su hermano menor, Peter. Cerebral y reservado, Peter Madoff empezó a trabajar en la compañía en 1970 después de egresar de la facultad de derecho. El sistema les permitía a los operadores de otras firmas comprar y vender electrónicamente a los mejores precios disponibles en el Nasdaq.

Un abogado de Peter Madoff no devolvió las llamadas en busca de comentarios.

Aunque se mostraba abierto a atender a sus clientes de corretaje, Madoff era de alguna forma elusivo con los inversionistas cuyo dinero gestionaba. Aunque algunos lo conocieron brevemente, en la cancha de golf o en alguna reunión social, Madoff tenía la regla de no hablar sobre dinero o inversiones en encuentros sociales, de acuerdo con inversionistas.

Los Madoff casi nunca asistían a los bailes benéficos de Palm Beach, el principal vehículo de la isla para escalar socialmente. Algunos de los agentes de ventas de Madoff que reclutaban inversionistas, tampoco tenían mucho contacto con él.

A medida que su reputación y su riqueza aumentaban, también su estilo de vida. Las vacaciones las pasaba en el sur de Francia, según dos amigos. Su casa en Palm Beach, con vista a la playa, está ubicada en medio de arbustos bien podados y palmeras.

Para llegar a sus casas, Madoff‐ utiliza dos aviones privados de los cuales es codueño. En marzo, adquirió un 50% en un Embraer Legacy 600, para 13 pasajeros y también posee una participación en un Citation X.

El atractivo de Madoff era reforzado por su sentido de la exclusividad: los inversionistas sólo podían unirse a su fondo si eran invitados, y podían ser expulsados en cualquier momento. Cuando un cliente envío un email a un colega haciendo una recuento de una conversación que sostuvo con Madoff, un agente lo llamó y amenazó con expulsarlo del fondo, según el mismo inversionista.

¿Es el remedio peor que la enfermedad?

¿Es el remedio peor que la enfermedad?

La decisión de la Fed de imprimir más dólares podría ser contraproducente

Por James Grant

Esta no ha sido una temporada muy festiva para los estadounidenses. Los nombres más grandes de Wall Street quebraron, fueron vendidos o se asociaron con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. El resto del mundo miró fijamente con los ojos abiertos a más no poder. ¿Un fraude de pirámide financiera de US$50.000 millones? ¿Tasas de interés frente a las que las japonesas se ven altas? ¿Políticas reguladoras que parecen dictadas según como sople el viento? ¿Una Reserva Federal que no logra decidirse: se dedica a ser un banco central o a trazar una planificación central? Y pensar que —murmura la desilusionada comunidad internacional— todo esto ocurre bajo un gobierno republicano.

[dolar] Tim Foley/Wall Street Journal

La confianza misma entró en un mercado bajista en 2008, complementando y, quizás superando, las ventas generalizadas de acciones, hipotecas y commodities. Nunca nos confundirán con ángeles, pero parece que los humanos nos desvivimos cuando hay dinero en juego. Así es que Bernard Madoff, supuestamente un pilar de la comunidad financiera, está acusado de perpetrar uno de los mayores fraudes de la historia.

Apenas desplazando a Madoff de los titulares apareció el anuncio de la Reserva Federal (Fed) el 16 de diciembre indicando que pretende diluir el valor de su propia moneda. El año que está terminando ha sido tanto de confusión como de pérdida. Pero con el anuncio se vio, aparentemente, una pequeña luz de esperanza. Específicamente, la Fed prometió imprimir dólares en un volumen ilimitado y recortar su tasa de fondos, si fuera necesario, hasta cero. La Fed dejó claro que no se dormiría en sus laureles, incluso a una tasa de interés lo suficientemente baja como para hacer que la clase acreedora volviera a trabajar. A cambio, "continuaría considerando formas de usar su balance para apoyar aún más a los mercados de crédito y la actividad económica".

Ese día, Wall Street saltó de la alegría. Incluso, los precios de los valores del gobierno aumentaron como si, de alguna forma, los bonos del Tesoro no estuvieran denominados en la moneda con la que la Fed pretende empapelar la faz de la tierra. Los comentaristas económicos elogiaron la determinación del banco central para combatir la deflación, es decir, para reinstalar la inflación. Todos, incluido el presidente electo Barack Obama, parecieron estar de acuerdo en que imprimir dinero al por mayor era la respuesta a las plegarias del país.

Únicamente un mercado protestó. La intención de la Fed de restaurar la inflación perjudicó al dólar contra el oro y monedas extranjeras. En muchos idiomas y desde muchas zonas horarias llegó la pregunta: "Dígame, nuevamente, ahora que el dólar es tan poco rentable, ¿por qué lo poseemos?".

Fue en octubre de 1979 cuando el entonces presidente de la Fed, Paul A. Volcker, instó a imprimir menos dinero para bajar la inflación. Al hacerlo, cerró una era monetaria y abrió otra. Con la promesa del 16 de diciembre de imprimir mucho más dinero, la Reserva Federal de Ben S. Bernanke ha abierto su propia nueva era. Sin embargo, es dudoso que la política de diluir el dólar lleve a un desenlace tan feliz como el que coronó la iniciativa antiinflacionaria de Volcker.

Los problemas de EE.UU., sobre los cuales sin duda triunfará el país, provienen de una contradicción básica. El dólar es la moneda del mundo, pero la Fed es el banco central de EE.UU. La intención de Bernanke es promover una inflación baja, empleo alto y finanzas solventes, en los 50 estados del país. Por su puesto, les desea buena suerte a los chinos, a los franceses, a los indios y a todos los demás, pero ellos no le pagan el sueldo.

Sin embargo, son estos inversionistas internacionales los que compran los bonos del Tesoro de EE.UU., lo cual enmarca el dilema estadounidense. Si la Fed va a crear montones de billetes de dólar depreciados y poco rentables, ¿quién los va a absorber? ¿Quién va a financiar los déficit fiscales titánicos que se aproximan con el gobierno de Obama? ¿Quién va a financiar el superávit anual de EE.UU. de consumo sobre producción (luego de 25 años más o menos continuos, ya es casi un rasgo nacional)? Ahora que la Fed ha anunciado su plan, ¿dónde encontrará sus víctimas?

Bernanke tiene buenos motivos para preocuparse por la economía. Todos los tenemos. Durante el auge, una superabundancia de deuda con precios distorsionados llevó a incontables personas a través de callejones de inversión sin salida. El crédito fácil financió burbujas en bienes raíces, commo‐dities, valores respaldados por hipotecas y un sinfín de otros activos. Castigó al ahorro y alentó la especulación. Imagínese un hombre en la cima de una escalera. Está en puntas tratando de alcanzar algo. Llame a ese algo "retorno". Llame a la escalera "apalancamiento". Ahora, patee la escalera. El hombre se cae y pedazos de deuda se estrellan en el piso alrededor suyo. La Fed, al ver cómo se desencadena este accidente prevenible, se acerca al lugar del hecho, pero llega demasiado tarde. No sólo Bernanke y sus allegados no lo vieron venir, sino que además instaron al hombre a subir más alto. Usted recordará las tasas de interés ultrabajas de principios de esta década. La Fed las impuso para acelerar la recuperación de un accidente anterior, esa vez con un hombre subido a una escalera tratando de alcanzar acciones tecnológicas.

La causa detrás de estos errores es el dólar y el banco central que lo manipula. Hace años, era muy simple. Un titular de un banco central tenía sólo una tarea: asegurarse de que la moneda bajo su supervisión fuera intercambiable por oro a la tasa estipulada por la ley. Era su trabajo hacer que las personas fueran indiferentes entre la moneda o el oro.

Pero el dólar abandonó su respaldo en oro y desde 1971 no hay nada que lo garantice más que las buenas intenciones del gobierno de EE.UU. y la probada fortaleza de la economía estadounidense. Es más, el mundo se enamoró de ese pedazo de papel sin garantía.

El conocimiento de los preceptos clásicos del manejo de un banco central no nos prepararon para comprender, y mucho menos anticipar, el comportamiento de la Fed en esta crisis de crédito. El patrón de oro era objetivo y se basaba en reglas. La Fed del siglo XXI hace lo que funciona, o parece funcionar. Lo que espera que vaya a funcionar para el hombre que se cayó de la escalera es más deuda y más dólares.

Los formuladores de política admiten que hay riesgos al "crear" miles de millones de dólares de nueva moneda cada varios meses, pero esa es una preocupación para mañana. En la agenda de hoy hay un abismo deflacionario.

Dicho esto, a la hora de buscar responsables de la crisis, raramente se señala a la Reserva Federal, cuyas tasas de interés bajas ayudaron a que los precios de las viviendas se fueran a las nubes en primer lugar.

Bernanke debería ser llamado para rendir cuentas por haber recortado las tasas de interés una vez más, a expensas de los ahorradores. Debería preguntársele de qué forma los métodos de la era del dólar de papel representan alguna mejora sobre el rigor, la elegancia, simplicidad y previsibilidad del patrón oro. Finalmente, desde la perspectiva de un tenedor de dólares extranjero, podría responder a la pregunta que un congresista podría hacerle: "Señor Bernanke, si tuviera la opción, ¿tendría dólares?... Y déjeme recordarle que está bajo juramento".

Producción industrial de Japón se contrae 8,1% en noviembre

TOKIO (Dow Jones)--La producción industrial de Japón registró en noviembre una caída récord a medida que se deterioraban el consumo y el empleo, informó el viernes el Gobierno.

Las cifras muestran la rapidez con la que el debilitamiento económico está agravando la recesión en el país asiático, que depende en alto grado de las exportaciones.

Además, el ritmo de crecimiento de los precios al consumidor en Japón registró en noviembre su desaceleración más pronunciada desde la primavera de 1981, a medida que los costos de los alimentos y la energía descendían en todo el mundo.

El Ministerio de Comercio, Economía e Industrial informó que la producción en las minas y fábricas del país disminuyó un 8,1% en noviembre frente al mes previo.

La lectura marcó el mayor descenso desde que el Gobierno empezó a publicar cifras comparables en febrero de 1953, señaló el ministerio. Además, marcó el segundo mes consecutivo de caídas tras el retroceso del 3,1% en octubre.

Los economistas consultados por Dow Jones habían proyectado una contracción del 6,7%.

Las principales empresas exportadoras como las fabricantes de autos, maquinaria general y piezas electrónicas redujeron su producción a media que las exportaciones registraban una caída interanual récord del 26,7% en noviembre.

"Las grandes (empresas) manufactureras están siendo forzadas a reducir su producción, lo que significa que es inevitable que las más pequeñas dejen de operar" durante los próximos meses, dijo Norio Miyagawa, economista de Shinko Research Institute.

Las empresas manufactureras esperan que su producción disminuya un 8,0% en diciembre, lo que constituiría la mayor caída desde el descenso del 11,1% del período octubre-diciembre, dijo un funcionario del ministerio. Para enero, las empresas predicen una contracción del 2,1%.

Informes separados emitidos por otros ministerios mostraron el grado en que la debilidad en el sector manufacturero está afectado a la economía en general.

La tasa de desempleo aumentó en 0,2 puntos porcentuales al 3,9% el mes pasado, informó el Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones.

Además, señaló que el índice básico de precios al consumidor -que excluye los alimentos frescos- aumentó un 1,0% en noviembre frente a un año antes, un descenso pronunciado frente al aumento del 1,9% en octubre.

Si se excluyen los factores extraordinarios -como el efecto cada vez menor de un aumento en 1997 de los impuestos a las ventas- la caída en la tasa de inflación del mes pasado fue la más pronunciada desde abril de 1981.

Es probable que las cifras del viernes ejerzan más presión sobre las autoridades japonesas para hacer más para apoyar a una economía que los analistas esperan se contraiga por tercer trimestre consecutivo en el período entre octubre y diciembre.

Esta Navidad, ni los grandes descuentos rescataron al sector minorista de EE.UU.

Ni siquiera rebajas profundas lograron rescatar la temporada navideña para los debilitados minoristas estadounidenses. Las ventas cayeron sustancialmente en la mayoría de las categorías, como resultado de un control más rígido en los gastos por parte de los consumidores, según datos divulgados ayer.

Pese a descuentos significativos de último momento, las ventas minoristas, excluyendo automóviles, cayeron en total 5,5% en noviembre y 8% hasta el 24 de diciembre, comparado con el mismo período del año anterior, según Spending‐Pulse, una filial de MasterCard Inc.

Excluyendo la gasolina, la caída de las ventas minoristas en EE.UU., país considerado el motor de la economía mundial, fue más modesta. En noviembre cayeron 2,5% y en diciembre 4%.

Pero considerando sectores individuales, "esta se convertirá en una de las peores temporadas navideñas en la historia del sector minorista estadounidense", dijo Mary Delk, de la firma de consultoría Deloitte LLP.

[Ventas minoristas]

El declive de las ventas minoristas fue aún peor que el panorama sombrío proyectado por los observadores de la industria, los cuales habían estimado desde una caída de 1% hasta un alza de las ventas de 2,2%.

El sector de bienes de lujo, que alguna vez fue considerado inmune a los problemas económicos, terminó siendo uno de los más golpeados, con una caída en las ventas de 21,2%, frente a un alza de 7,5% un año antes, cuando la economía apenas empezaba a tambalear. Incluyendo las ventas de joyas, el sector se desplomó en más de 34%.

Durante el mismo período el año pasado, las ventas minoristas en general aumentaron un modesto 2,4%, impulsadas por descuentos de última hora. Pero este año, después de un repunte moderado gracias a las tradicionales rebajas del viernes siguiente a la celebración del Día de Acción de Gracias en noviembre, los consumidores cerraron sus billeteras, preocupados por el alza del desempleo, la caída del mercado de acciones y la recesión que ya se acerca a su segundo año. "Ha habido una contracción profunda en el consumo", dijo ayer en una entrevista Michael McNamara, vicepresidente de investigación y análisis de MasterCard Advisors.

Esto representa una gran decepción para las empresas que esperaban que la temporada navideña compensara todo un año de caída en los ingresos. Ya varios minoristas estadounidenses se han acogido a las leyes de protección por bancarrota, como la cadena de productos electrónicos Circuit City Stores Inc. y la de productos para el hogar Linens 'n Things. Una temporada navideña débil significa que otras cadenas pueden seguir la misma suerte el año que viene.

Pero no todo ha sido negativo. Esta semana aparecieron rayos tenues de noticias positivas: el Departamento del Trabajo de EE.UU. dio a conocer cifras que mostraron un aumento ligero del gasto personal en noviembre, como consecuencia de la caída del precio de la gasolina. La tasa de ahorro personal también aumentó en noviembre.

"Se trata de restaurar la confianza... y la caída de los precios nos ayuda a acercarnos a ese punto, pero aún no hemos llegado", dijo Michael Niemira, economista jefe del Consejo Internacional de Centros Comerciales.

El esperado repunte del consumo el pasado fin de semana nunca se materializó. El tráfico de compradores cayó 27% comparado con el mismo período del año pasado. El mal clima en las regiones este y oeste del país, así como otros factores económicos se combinaron para desacelerar las ventas, dijo ShopperTrak RCT Corp., una firma que sigue las ventas minoristas en todo EE.UU.

Pocos minoristas esperaban una temporada navideña robusta e hicieron pedidos conservadores de mercancía a mediados de año. En ese entonces, la mayoría estaba preocupada de que los altos precios de la gasolina y el continuo declive del mercado inmobiliario produjeran otro año sombrío. Pero ni siquiera esa estimación conservadora fue suficiente para aislarlos del colapso del mercado bursátil en septiembre. Ya para octubre, las ventas minoristas se estaban evaporando más rápido de lo esperado en medio de la agitación en Wall Street, la restricción del crédito y el flujo imparable de malas noticias económicas.

Ninguna categoría minorista se salvó. Entre las perdedoras más grandes están la de electrónicos y electrodomésticos, que cayó 26,7%, frente a una ganancia de 2,7% el año pasado. La de ropa para damas declinó 22,7%, comparado con una caída de 2,4% hace un año. El comercio electrónico mostró la mayor resistencia, con una caída de las ventas en línea de sólo 2%. Pero fue una decepción si se compara con el alza de las ventas de 22,4% que esa categoría registró el año pasado.